Supón que entonces hablo de la vida...

jueves, 14 de febrero de 2013

Muchacho loco


Muchacho loco: cuando me miras
con disimulo de arriba a abajo
siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo…

Muchacho cuerdo: cuando me tocas
como al descuido la mano, a veces,
siento que creces
y que en la carne te sobran bocas.

Y yo: tan seria, tan formalita,
tan buena joven, tan señorita,
para ocultarte también mi sed
te hablo de libros que no leemos,
de cosas tristes, del mar con remos,
te digo: usted.

Carilda Oliver

miércoles, 13 de febrero de 2013

El coleccionista de mujeres




Tengo un amigo que colecciona mujeres, mejor dicho, colecciona fotografías de muchachas hermosas. Simplemente no puede evitarlo, se siente tan atraído por ellas que en ocasiones basta un rostro simétrico, una mirada atrevida, un gesto indescifrable, o el misterio que probablemente se esconda detrás de aquel flequillo, para que la imagen pase a formar parte de una colección envidiable que no hace distingos entre el color de la piel, los ojos o el cabello. El único requerimiento –me comentó un día- es que reflejen la más pura autenticidad. 

martes, 12 de febrero de 2013

Retrato inconcluso



Durante años he intentado imaginar a aquella chiquilla regordeta de casi 15 años que mira al océano Atlántico desde la baranda del Marqués de Comillas, el gigantesco barco –como recordaría luego- que se había convertido en su casa temporal durante los últimos tres meses que se sucedieron desde que saliera del puerto de Santander. En algunas ocasiones he logrado crear la imagen de esa muchachita de largas trenzas negras y ojos de un gris inusual que no pueden disimular la tristeza contenida mientras ríe de las travesuras de sus dos hermanitos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Un instante en la vida de José Martí

Hoy me levanté con dos ideas fijas, aparentemente desconectadas entre sí, y quisiera compartirlas con ustedes.

Una es un momento de la película El ojo del canario; apenas una escena que se me ha quedado grabada en la memoria y me surge de vez en cuando para hacerme recordar algunas de las cosas importantes de esta vida. Tal vez ustedes la recuerden. Es aquella en que el adolescente llega a su casa, la madre le sirve algo de caldo y un pedazo de pan que evidentemente poco sirve para saciar el hambre que puede estar sintiendo el muchacho en ese momento; y Broselianda –en el papel de la madre- se pone a comentar de los problemas del crédito en la bodega del  gallego, las dificultades del padre -o algo por el estilo-, con la hermana de José Julián, o con él mismo…,